
Mercurio recuerda mucho a la Luna. Su superficie está llena de redondeados cráteres, que son la huella de la caída de meteoritos. En la Tierra también tenemos cráteres por meteoritos, pero muchos menos. Aquí la mayoría de los meteoritos se desintegran en la atmósfera y, además, los cráteres son erosionados por la lluvia y el paso del tiempo.

Mercurio es el planeta más cercano al
Sol. Al ser pequeño, la
gravedad allí es muy baja, por lo que no tiene atmósfera. Como no tiene atmósfera el clima de Mercurio es muy "duro", con unos rayos solares que nos
abrasarían. Se parece a la Luna: su superficie está llena de
cráteres originados por el
impacto de meteoritos, durante millones de años. Al no haber
atmósfera no hay lluvia que erosione esos cráteres (además, la atmósfera de un planeta destruye gran parte de los
meteoritos cuando caen en él). Como no hay atmósfera el
cielo allí es negro.
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